En Corea del Sur
el “estado empresarial” funciona de un modo diferente, pero el papel que juega
su mano guía no es menor. En la actualidad, el ingreso de Corea del Sur a la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de
los ricos, está siendo retardado por su renuencia a depender de políticas
orientadas al comercio, tales como permitir que compañías extranjeras tomen las
riendas, así como el libre movimiento de capital; adoptando una actitud muy
parecida a la de sus asesores japoneses, que no permitieron la exportación de
capital hasta que su economía estuvo bien establecida.
En un número
reciente de Research Observer (agosto
de 1996), una publicación del Banco Mundial, el presidente del Consejo de
Asesores Económicos de Clinton, Joseph Stiglitz, expone “lecciones del Milagro
de Asia del Este”, entre ellas que el “gobierno tomó una responsabilidad mayor
para promover el crecimiento económico”, abandonando la “religión” que dicta
que los mercados saben qué es lo mejor, interviniendo en cambio para mejorar
las transferencias de tecnología, la equidad relativa, la educación y la salud,
junto con la planeación y la coordinación industrial. El Informe Sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas de 1996 hace
énfasis en la importancia vital de las políticas de gobierno en “difundir
habilidades y satisfacer necesidades sociales básicas” como un “trampolín para
el crecimiento económico sostenido”. Las doctrinas neoliberales,
independientemente de lo que uno piense de ellas, socavan la educación y la
salud, incrementan la desigualdad y reducen la participación laboral en el
ingreso; todo lo cual no está seriamente en duda.
Un año más tarde,
después de que las economías asiáticas fueron fuertemente golpeadas por crisis
financieras y enfrentaron fracasos mercantiles, Stiglitz —ahora economista en
jefe en el Banco Mundial— reiteró sus conclusiones. “La actual crisis en el
este asiático no es una refutación del milagro económico en esa región del
mundo”, escribió. “Los factores clásicos permanecen: ninguna otra región en el
mundo ha conseguido un incremento tan espectacular en el ingreso, que ha
permitido salir de la pobreza a tantas personas en un periodo de tiempo tan
corto”. Los “logros sorprendentes” son resaltados por un incremento de 10 veces
en el ingreso per cápita de Corea del Sur en tres décadas, un éxito sin
precedentes, con “fuertes dosis de participación gubernamental” violando así el
Consenso Washington, pero acorde con el desarrollo económico en Estados Unidos
y Europa, agrega acertadamente. “Lejos de ser una refutación del milagro del
este asiático”, concluyó Stiglitz, la “severa agitación financiera” en Asia “podría
deberse en parte al abandono de las estrategias que cumplieron su función de
manera óptima en estos países, incluyendo la regulación de los mercados
financieros” —un abandono de estrategias exitosas en respuesta a presiones de Occidente,
en una medida que no es menor. Otros especialistas han expresado puntos de
vista similares, frecuentemente de formas más contundentes.
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