Mientras Europa y Japón se recuperaban de la devastación de la guerra, el orden mundial cambió a un patrón de tres polos. Estados Unidos ha conservado su papel de dominio, aunque surgen nuevos desafíos, incluyendo competencia procedente del sudeste asiático y Sudamérica. Los cambios más importantes se dieron hace veinticinco años, cuando la administración Nixon desmanteló el sistema económico global de posguerra en el que Estados Unidos era, en efecto, el banquero del mundo, un papel que ya no era capaz de seguir desempeñando. Este acto unilateral (aunque de hecho con la colaboración de otras potencias) condujo a una enorme explosión de flujos de capital no regulados. En 1971, el 90 por ciento de las transacciones financieras internacionales tenían relación con la economía real —comercio o inversión a largo plazo— y el 10 por ciento era especulador. Para 1990, los porcentajes se habían invertido, y para 1995, aproximadamente un 95 por ciento de las sumas considerablemente mayores...