Los
distanciamientos más importantes de la doctrina de libre mercado, sin embargo,
se dan en otros lugares. Un componente fundamental de la teoría de libre
comercio es que los subsidios públicos no deben ser permitidos. Pero después de
la Segunda Guerra Mundial, los líderes de negocios estadounidenses preveían que
sin la intervención del estado la economía se desplomaría inmediatamente hacia
una recesión. También insistieron en que la industria avanzada —específicamente
la de aeronaves, aunque la conclusión era más general— “no puede existir de
forma satisfactoria en una economía de ‘libre empresa’” y que “el gobierno es
su único salvador posible”. Cito la prensa de negocios más importante, que
también reconoció que el sistema Pentágono sería la mejor manera de transferir
los costos al público. Ellos entendían que el gasto social podía jugar el mismo
papel de estímulo, pero no es un subsidio directo al sector corporativo, tiene
efectos democratizadores y es redistributivo. El gasto militar no presenta
ninguno de esos inconvenientes.
También
resulta fácil de difundir. El Secretario de la Fuerza Aérea del presidente
Truman presentó el asunto de manera sencilla: no usaríamos la palabra
“subsidio”, dijo; la palabra que debe usarse es “seguridad”. Él se aseguró de
que el presupuesto militar satisfaría “los requerimientos de la industria
aeroespacial”, según lo afirmó. Una consecuencia es que la aviación civil es
ahora la exportación líder de la nación, y la enorme industria de viajes y
turismo, con la aviación como base, es la fuente de mayores utilidades.
Así
resultó bastante apropiado que Clinton eligiera a Boeing como “modelo a seguir
para las compañías a lo largo de la Unión Americana” cuando predicó su “nueva
visión” del futuro del libre mercado en la Cumbre Asia Pacífico en 1993, logrando
un gran reconocimiento. Un ejemplo ilustrativo de la realidad de los mercados
existentes es la producción de la aviación civil que en la actualidad se
encuentra en su mayor parte en posesión de dos firmas, Boeing-McDonald y
Airbus, cada una de las cuales debe su existencia y éxito a subsidio público en
gran escala. El mismo patrón prevalece generalmente en computadoras y
electrónica, automatización, biotecnología, comunicaciones; de hecho, en todos
los sectores dinámicos de la economía.
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