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El mayor enemigo que tuve jamás, un narcisista maligno

 


Mi padre, narcisista maligno, psicópata inmundo. Su carácter incestuoso despertó en él un deseo que no fue capaz de satisfacer, realizar un coito con su madre, o de preferencia fornicio frecuente. La razón de ello (no haber satisfecho su máximo anhelo) es que la autora de sus días murió cuando su hijo monstruoso (el cuarto de seis hijos varones) llegaba a la pubertad, contaba con 13 o 14 años de edad.

El moderno Edipo no fue capaz de evitar dañar su organismo mediante el consumo (que inició cuando contaba con poco más de 30 años de edad) de una mezcla de ron y refresco negro (de cola) que durante los siguientes 40 años creció sin medida y eso dañó su metabolismo, destruyó su hígado y su salud mental, lo cual potencializó su destructividad y así quedó en libertad de dar rienda suelta a su depravación sin límites.

Edipo aspirante a fornicador de madre sentía un temor espantoso durante su cotidianidad porque en su mente visualizaba su avance hacia un foso en llamas y detenerse, evitar ese destino espantoso resultaba una imposibilidad. Dominaba en su comportamiento ese componente sádico de su carácter y eligió al único varón de sus cuatro hijos para descargar su ira (de intensidad homicida) torturándolo mentalmente y dañando así su psiquis, tal vez irremediablemente.

Sin embargo, ese hijo varón fue capaz de enfrentar la adversidad que la vida le deparó y se esforzó desde su infancia para superar sus problemas de coordinación y motricidad. Durante la adolescencia comenzó a convertirse en un deportista y convirtió la actividad física en algo cotidiano, combinándola con una buena nutrición y todo tipo de hábitos de higiene favorables a la vida. Durante su tardía adolescencia y el inicio de su juventud, se convirtió en un autodidacta para aprender muchas materias que en los salones de clase habían resultado una imposibilidad; evitó así asumir una postura cobarde ante la vida, como hacen tantos individuos que se convierten en ratones emasculados y sellan así un destino trágico, aniquilándose a sí mismos.

Así comenzó a derrotar a su padre incestuoso, sádico y depravado. Pasaron los años y el moderno Edipo siguió atacando a ese único hijo varón (que vivía en una gran vulnerabilidad por su incapacidad para trabajar y llevar una vida productiva, la causa de ello era la patología grave a que había dado lugar la violencia que había dominado su existencia) y continuó haciéndole daño. Pesé a que no consiguió destruirlo, el moderno Edipo sí consiguió arruinar a su hija menor, a la que incluso una vez atacó sexualmente (intentó violarla) y así la condujo a una tumba prematura.

Su hijo varón sobrevivió y su terrible historia le permitió aprender a enfrentar a narcisistas malignos.

El Edipo moderno soñaba con realizar prácticas sexuales con cadáveres de mujeres, con revolcarse en heces y orines, con ingerir carne humana una vez hubiera saciado sus apetitos sexuales. No se sabe si consiguió satisfacer esos anhelos, pero sí se sabe que fue capaz de dañar seriamente a ese hijo varón, matar a su hija menor, dañar seriamente a sus otras dos hijas y habiendo tenido otros tres hijos con otra mujer (lo que en su cultura se conoce como “casa chica”, llevando una doble vida, comportamiento típico de un psicópata), una concubina mientras seguía casado con la madre de sus primeros cuatro hijos, abusó sexualmente de esa segunda camada de hijos, que se componía de dos varones y una hembra y al morir dejó devastación en sus vidas, de la que no se sabe si sus presas serán capaces de recuperarse algún día.

Pero ese hijo mayor —el único varón— de sus primeros cuatro hijos, consiguió vencer a su padre monstruoso demoniaco y dos años y siete meses después de su deceso, vertió sus cenizas por un retrete, que así se mezclaron con un torrente de aguas negras, rebosante de heces y orines; algo muy apropiado, si bien esas deyecciones parecerían mucho menos sucias que el monstruo incestuoso, aspirante a necrófilo en lo sexual y a antropófago (caníbal).

Ese hijo varón que tuvo en sus padres a sus mayores enemigos, debe tener en mente todo el tiempo que venció al monstruo y a todos sus colaboradores juntos. Cuando consiga internalizar esa conciencia, habrá dado el paso más importante hacia su recuperación, su sanación.


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